La familia Quispe proviene de una generación de tejedores, quienes empiezan a transformar el tejido tradicional andino, en su natal Huamanga, Ayacucho. Durante los años de violencia, Wilber decide migrar a la ciudad de Lima y logra establecerse en el distrito de Lurín, iniciando el taller familiar “Textiles Quispe”.
Este taller se caracteriza por teñir los textiles con plantas naturales y desarrollar un trabajo minucioso con el telar a pedal, resaltando figuras geométricas tradicionales en sus productos.