Desde pequeño aprendió el trabajo con arcilla gracias a las enseñanzas de sus abuelos en el pueblo de Quinua en Ayacucho. Toribio es hoy uno de los artesanos representantes de la línea cerámica policromada. Durante la época de violencia, decidió dejar su pueblo para trasladarse a Lima, específicamente a Huarochirí, donde abre un taller artesanal. Años más tarde, decide alquilar un local en el Centro Histórico, ofertando sus productos a visitantes y vecinos de la ciudad.